Se estremeció al contacto de las manos
y ofrecía su cuerpo al alfarero
que ella siempre anheló: primero el rostro
después el talle luego las rodillas.
¡Oh sí! Mujer de barro que se vuelve
cántaro de aguamiel vasija húmeda
copa de vino para los desmayos
maceta de albahaca taza honda
cáliz de olor jofaina regalada
pila bajo la fuente perdurable
lamparilla de aceite que alumbrara
noches sin sueño y páginas de un libro
que está por escribir. ¡Oh sí; ser barro!
Barro que ha descubierto a su alfarero.
José Agustín Goytosolo
Carmen Bartolome
Hermosa visión de ti misma arcilla, eres hermosa y de ti sólo puede brotar esa aguamiel de tu cántaro de amor. Bellísimo poema.
ResponderEliminarQue bello este texto, se nota claridad, frescura, esencia de ser arcilla y querer moldearse bajo las manos del alfarero y de la vida, eso seguramente es un reto mas en tu día a día porque con tus entradas comprendo que Amas la vida y amas luchar y darte a ella, por ello mis respetos y un besito.
ResponderEliminarAgradecida por vuestros comentarios... he de decir que... desconocía esta poesía... y fue una muy querida amiga... la que me la pasó.
ResponderEliminarSegún dice ella... soy yo... así que... os agradezco enormemente vuestras palabras.
Besos para ambos